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Al cuarto día se levantaron de madrugada, y el hombre se preparó para viajar, pero su suegro le sugirió: «Come algo antes de irte, aunque sea un poco de pan. Te hará bien».

Entonces los dos se sentaron a comer y a beber juntos. Después el padre de la joven le dijo a su yerno: «¡Por favor, quédate una noche más! ¡La pasaremos bien!»

El hombre se levantó para irse, pero su suegro le insistió tanto que se quedó.

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